Los daños a la salud de un ejercicio mal planeado y/o mal dirigido

El realizar ejercicio en forma continua siempre trae múltiples beneficios, se ha estado invitando a toda la gente que lo realice en forma permanente y que lo adopte como un estilo de vida, pero el problema es que no todos están capacitados para prescribirlo ni para poner una rutina.

Podemos observar en la calle, en los jardines, en los parques, centros deportivos, etc., a gente caminando, trotando, corriendo, realizando diversas rutinas de estiramiento, fuerza, en fin toda una gama de actividades físicas, pero surgen la preguntas: ¿Utilizan el calzado y ropa adecuados? ¿Cuántos días a la semana realizan su actividad física? ¿Cuánto tiempo dura su sesión al día? ¿Se checaron con el médico antes de iniciar sus rutinas? ¿Cuál es su objetivo de realizarlas? ¿Bajar de peso? ¿Estar saludables? ¿Tener más fuerza? ¿Controlar su diabetes o su hipertensión? ¿La estética? ¿Qué capacidad quieren desarrollar? ¿La fuerza? ¿La resistencia cardiopulmonar? ¿La coordinación? ¿Algunas? ¿Todas? ¿Quién les indico su rutina? ¿Alguien preparado en educación física? ¿El vecino? ¿El amigo? ¿La comadre? ¿Algún video de un artista famoso? Todas las respuestas quedan a la imaginación y siempre se espera que no ocurra alguna lesión o algo más grave.

Se pueden citar algunos ejemplos muy claros de cómo muchas veces la rutina de ejercicios es improvisada y realizada en forma empírica: alguna persona que llega al lugar en donde realiza su sesión y sin calentar se mete de lleno a trotar o correr, aquel que da una vuelta trotando al parquecito y la segunda vuelta corriendo a toda velocidad parándose en seco a la mitad del recorrido, sudando y jadeando creyendo que eso le va a traer beneficios a su salud; otro ejemplo es cuando alguien realiza ejercicios contraindicados ya que pueden causar lesiones en el aparato musculo esquelético; o el que realiza su sesión con ropa térmica que le provoca una pérdida importante de agua, causando lógicamente deshidratación, y sumando una patología por calor.

Otro aspecto muy importante es la falta de responsabilidad al creer que todos saben de actividad física y todos quieren poner rutinas de ejercicio. Para poder hacerlo hay que tener conocimientos de anatomía, fisiología, bioquímica, biomecánica, metodología del entrenamiento, nutrición, entre otras más; es decir el trabajo debe ser metódico, individualizado, con base a objetivos específicos, que si son bien realizados se dan por ende el bajar de peso, el desarrollo de la fuerza, resistencia y en general un estado saludable.

La actividad física mal ejecutada o mal planeada puede aumentar el riesgo de lesiones, de las más comunes: musculares, tendones y ligamentos, y/o complicaciones cardiorrespiratorias, así como propiciar experiencias innecesarias de dolor y cansancio. Este riesgo es mayor en personas que no han realizado ejercicio.

En artículos posteriores seguiremos con las recomendaciones para realizar actividad física, de los componentes fundamentales de un plan de ejercicios y de una sesión, de la hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio, de las personas capacitadas para realizar una rutina de entrenamiento, así de como una buena alimentación con ejercicio tienen mayores beneficios para la salud!

 

DR. JAVIER SANTIAGO ANTONIO
Especialista en Medicina del Deporte por el IPN

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